Si solo estás interesada en que tu hijo te obedezca, es muy probable que  reaccione con muchos berrinches y que vaya creciendo con resentimientos. ¿Por qué sucede esto? porque no estás tomando en cuenta sus necesidades, ni su voluntad, ni su capacidad de analizar y decidir. Esto puede resultar muy frustrante para tu hijo. Si en cambio, respetas y reconoces que es capaz de ir analizando y de ir decidiendo, y además buscas su cooperación (es decir lo tomas en cuenta y lo vez como parte de un equipo), verás como poco a poco los berrinches desparecerán.

Algunos ejemplos de cómo educar a los hijos para que sean responsables son los siguientes:

• Avísale con anticipación que habrá un cambio de actividad, por ejemplo: “Dentro de 5 minutos vamos a salir” o “Ya casi vamos a comer”. Aunque tu bebé aún no sabe lo que son 5 minutos, se va acostumbrando a que hay un periodo de transición entre lo que está haciendo y la actividad próxima. Este espacio le permitirá saber que puede planear y organizarse, por ejemplo, para juntar sus cosas o guardar sus juguetes.
• Antes de ir a cualquier lugar público, explícale a tu hijo lo que puede hacer y lo que no puede hacer. Por ejemplo, si van a ir al mercado y no quieres que coma dulces, explícale que no le vas a comprar dulces. Si después te pide dulces, haz que recuerde tu regla anterior “¿Te acuerdas que te dije que no te iba a comprar dulces? ¿Verdad que sí?”.

Para saber cuál es la base para establecer límites, da clic aquí.

• Inclúyelo en las activiades, por ejemplo: pídele que te ayude a buscar las cosas que quieres comprar en el mercado y explícale para que sirven los productos. Haz que participe en la compra y que se sienta importante porque te está ayudando.
• Dale oportunidad de escoger; no te impongas. Felicítalo por su elección. En caso de que realmente no sea adecuada su elección, explícale por que y dale otras opciones. Te recomendamos que sean solo 2 o 3 y que no abras demasiado el abanico de decisiones porque le resultará complicado elegir.

Te recomendamos este artículo: “¿Cómo hacerle para que criar a un bebé autosuficiente e independiente?”

Te recomendamos, sobre todo, que respetes en todo momento su capacidad de decisión y de elección. Nunca le digas que él no es capaz de saber lo que quiere. En lugar de eso, guíalo para que sus elecciones sean las correctas, explicándole siempre las ventajas y las desventajas, pero nunca imponiendo tu volundad.

Descubre cuando ser firme con los límites. 

Se te cierran los ojos, el reloj avanza, tus horas de sueño se agotan, pronto tus hijos se van a despertar, van a querer y exigir atención también. Y entonces empiezas a pensar tantas cosas en esos momentos de soledad, de obscuridad, en ese silencio que a veces te echa porras y otras veces te contamina. Y entre muchos pensamientos que te cruzan la mente, comienza el más grande de todos: el remordimiento de mamá de no poder balancear la atención con tus hijos, de sentir que abandonas a unos por atender a otros. Luego ves a tu marido casi roncando en tu cama y no sabes si hacer la maldad de despertarlo para que te acompañe en estos momentos, para que sea parte de las desveladas, para que valore que a pesar de todos tus sacrificios siempre das ese extra, que a pesar de sentir que te atropelló un camión, amaneces con la mejor actitud para llevar el resto del día. Porque a veces sientes que no te entiende, que no se pone en tus zapatos, y por más que trata de ayudar y hacer su mejor esfuerzo, pareciera que nunca es suficiente. Y tu mente no te deja en paz, hasta que decides contemplar lo que tienes enfrente; ese milagrito tan perfecto, tan único, ese pedacito de cielo que no puedes creer que es todo tuyo, que te devuelve la sonrisa a la cara.

Así que cuando sea de madrugada y estén dando de comer a su bebé, arrullándolo, consolando malos sueños, curando niños enfermos, cambiando pañales, calmando cólicos, recuerden que no están solas. Que habemos en el mundo muchas mamás a esa hora: despiertas, entregando el cuerpo y el alma por esos pedacitos de cielo que nos llenan de amor.

Y un día, nos acordaremos de aquellos momentos que pasamos todas, bajo la misma luna.

¡Que sus madrugadas les sean leves!

Ahora sí, sigo yo, mis cinco minutos del día. Ese momento en que puedo cenar tranquila, salir, platicar con mi marido, terminar pendientes, ver la televisión o no hacer nada, es MI TIEMPO. Claro, tengo tres años y medio tratando de respetar la rutina de Julián y un año y medio la de Loreta. Mi trabajo me ha costado, también merezco una pequeña porra por ahí, por mi constancia y dedicación, ¿o no? Esto no se hace de la noche a la mañana y por supuesto que tampoco es perfecta, ni mágica todas las noches, como quisiera. Les puedo resumir mis noches es tres escenarios:

1. Noche perfecta:

Mi mejor escenario es acompañar a Julián a su cama y a Loreta a su cuna y listo. Los dos se quedan tranquilitos y se duermen. Claro, puede que uno de los dos quiera agua de último momento, o regrese al baño a hacer pipí, o que lo tape bien por tercera vez, pero fuera de eso, en cinco minutos caen los dos rendidos sin mayores contratiempos.

2. Noche controlable:

Acuesto a los dos niños y uno empieza a renegar. Generalmente es Loreta la que complica un poco las cosas. Juliancito se queda en su cama listísimo para dormir y la pequeña terremoto decide bajarse perfectamente de su cuna, con una agilidad envidiable, una y otra vez, como si no tuviera sueño. ¿Qué hago?  Regresarla a su cuarto cada vez que se baja de su cuna, generalmente me quedo a mitad del pasillo, porque más tardo en llegar a mi cuarto, que en lo que ya está de vuelta. Como a la veinteava vez, empiezo a perder la paciencia, por supuesto. La panza del tercer embarazo de casi 7 meses pesa mucho, la espalda se cansa de tanto subir y bajar a la niña a la cuna y decido hacerle guardia. Me siento en la mecedora esperando que se duerma. ¡Y listo! Media hora después, ya soy libre de nuevo, con hambre y más cansada que antes, pero libre.

3. Noche caótica

En mis noches caóticas me puedo convertir en un ogro. Toda la paciencia que tuve durante el día se puede acabar al paso de los minutos. Si me estuvieran viendo, parezco la loca que camina de un cuarto a otro, acuesto a Julián, Loreta se baja de la cuna, llora uno, y luego la otra. Juliancito pide agua y Loreta decidió que también tenía sed o no encuentra su chupón. Uno dice que hay un perro escondido en su cuarto, al segundo Loreta ya está conspirando con el hermano. Y en un abrir y cerrar de ojos, empiezo a transformarme en una mamá mala, muy mala, que se queda sin paciencia conforme pasan los segundos y que quisiera salir corriendo de la casa. Y de repente, se alinean los astros de nuevo y todo empieza a retomar su cauce. No pregunten cuánto tiempo después, porque yo siento que son horas, ya soy libre otra vez.

Ahora con el tercero en camino… no sé cómo cambiará la dinámica, pero tengo fe en que todo saldrá bien. Ya les contaré si son noches perfectas o caóticas.

¿Ustedes qué tal?

Que si los vientos de Santa Ana traen enfermedades, que si la contaminación, que si el hermano mayor contagio a la menor, que si en la escuela hay virus, que si compartió vaso con el amigo mocoso, que llegó otro virus más potente. Los mocos existen y punto.

La pregunta en la que me enfoco es: ¿Cómo hacer para que no lleguen tan frecuentemente?

Estos son mis tips y me han funciondo muy bien:

• Jugo de naranja todos los días por la mañana. Sin excepción, mis hijos se despiertan pidiendo su jugo de naranja recién exprimido todos los días. Un costal de naranjas a la semana, contribuye a las defensas de mis hijos. Adicional a las frutas y verduras que comen, por supuesto.
• Lavados nasales diarios, antes de salir a la escuelita y por la noche antes de dormir. La pediatra me explicó, que en la medida que la nariz esté humectada, las probabilidades de que entren los bichos son menores. Las infecciones entran en ambientes muchos más secos. Por lo tanto, no hay que tener la nariz seca. Yo utilizo Sterimar.
• Aromaterapia; utilizo una pomada de esencias especial para resfriados. La pomada ayuda a descongestionar y en caso de tos, también ayuda al sistema respiratorio. Cualquier síntoma de resfriado: le pongo pomada en el pecho, espalda y pies.
• Jarabe de limón con jengibre y miel. La receta me la pasó una amiga y no saben cómo les ayuda a los chiquitos. Además, la pediatra me dijo que los beneficios del jengibre y la miel con limón, son mejores que comprar cualquier jarabe para la tos en la farmacia. Les paso la receta:
  • Pelan el jengibre y lo parten en cuadritos muy pequeños.
  • Cubren el jengibre con jugo de limón.
  • Agregan miel de abeja, que no sea comercial de preferencia, hasta lograr una consistencia de jarabe.
  • Lo dejan reposar por unas horas y listo.

Prueben estos tips, ya verán que les van a ayudar para estar libres de mocos, o por lo menos evitar complicaciones de los mocos.

¡Suerte!

Llegas a complementar una familia que estoy segura que es perfecta para ti. Te vas a divertir como nunca de ver las ocurrencias de tus hermanos, serás parte del caos y de las locuras del día a día. Vivirás inquieto porque tus hermanos crecen y se comen el mundo y seguramente querrán que tu también seas parte de sus juegos, de sus travesuras y de sus inventos. Tu hermano Julián te va a sorprender con su energía y su creatividad, pero también con sus juegos rudos y su actividad continua. No se cansa un minuto. Seguramente querrá compartir contigo la pasión por los monitos, esos que luchan contra los malos y salvan al mundo. También te va a comer a besos y se va a preocupar cada segundo de que estés bien. Si algo ha aprendido en los últimos dos años es a ser el mejor hermano del mundo. Tiene un corazón de oro y es el más feliz de saber que pronto llegará su compañero.

Loreta te lo podrá platicar mejor, la mejor parte de su día es cuando está con su hermano. Ella es la princesa de la casa, la que siempre va a estar al pendiente de ti, la que llora si te ve llorar y la que comparte cada sonrisa y cada carcajada con los que la rodean. Es la combinación perfecta de la niña que juega a las muñecas y la que sale a luchar con una espada en mano. Tu hermana es una niña coqueta, sensible, sentimental, pero también decidida, leal y que no se deja de nadie. No me queda duda, que está lista para tener dos hermanos. Para estar rodeada de testosterona, pero siempre con bolsa y moño en mano. Mi princesa.

Tienes un papá que todos los días trabaja para dejarte un mejor mundo. Que cree en dejar un granito de arena para transformar vidas. Un idealista, noble, aguerrido, perseverante como ninguno, que te puedo asegurar va a dejar el alma por esta familia, por ti, por las personas que quiere.

¡Eres muy afortunado Mauricio! Esta familia está lista para recibirte. Yo estoy lista para recibirte y darte más amor del que te puedas imaginar.

Te ama, mamá.

A partir de un desayuno que compartí con dos amigas embarazadas se me ocurrió escribir algunos tips acerca de las visitas al recién nacido. ¿Qué asunto complicado, no? Después de mis experiencias con Emma y Sara, puedo decir que dependiendo de cómo haya sido tu parto, puede que estés ansiosa de mostrar a tu bebé a tus visitas, o puede que te encuentres cansada, dolorida y con pocas ganas de ver a familiares y amigos. Sólo nosotras entendemos nuestros cambios físicos, psicológicos y emocionales cuando nos convertimos en mamás

Aquí les comparto todo aquello que pienso que nos cuesta decir por temor a que los demás se resientan u ofendan. Son unas normas básicas que, en mi opinión, deberíamos seguir todos a la hora de hacer una visita a unos papás recientes:

• No es conveniente visitar a un bebé durante las primeras 24 horas del nacimiento. Tanto el bebé como la mamá deben descansar. Igualmente, si la nueva familia no quiere ver a nadie, hay que entenderlo y respetarlo. La adaptación es difícil y cada uno lo hace como puede.
• Llamar siempre antes de hacer la visita y no ofenderse, ni hacer planteos si para los papás no es el momento oportuno. Si ellos dan luz verde, la visita debe ser breve. Tanto la mamá como el papá necesitan disfrutar del bebé a solas, conocerse y reconocerse. Llevan nueve meses esperándolo y se merecen estar tranquilos. Asimismo, hay que dar lugar al resto de visitas para que no se acumule gente en la habitación.
• Si no eres familia directa, mejor envía un whatsapp para felicitar a los recientes papás y preguntar cómo están. En ese momento puedes aprovechar para consultar cuándo puedes ir a saludarlos.
• Mejor no estar en la habitación del hospital o de la casa cuando la mamá esté amamantando. Es un momento muy íntimo que requiere de tranquilidad. Asimismo, evita comentarios tales como “ese bebé tiene hambre, por eso no para de llorar”, “hay que cambiarle el pañal”, “tu leche no le alcanza, quieres que te alcance una mamila?”. No hay nada más agobiante. Da consejos si te los piden. Una reciente mamá recibe miles de comentarios y/u opiniones contradictorias que la marean muchísimo, así que si quieres ayudarla, mejor no le digas nada.
• Nunca visites a la reciente familia si estás enfermo (aunque sea un leve resfrío).
• Que el bebé pase de una mano a otra es una situación muy estresante tanto para él como para sus papás (hay mamás a las que no les importa, pero a otras les molesta muchísimo). Hay que tener presente que el recién nacido ha sufrido un cambio muy grande al pasar del útero materno a un mundo lleno de personas que se le acercan, lo tocan y le hablan. Ya habrá tiempo de disfrutarlo, abrazarlo, besarlo y contemplarlo.
• Si el bebé está dormido no lo toques, ni despiertes… ni lo hagas despertar.
• Si deseas tomarle una foto al bebé, pregunta y apaga el flash.
• Si el bebé tiene hermanos, comparte tiempo con ellos (puedes llevarlos al parque, a tomar un helado o a dar un paseo mientras la mamá descansa o lacta). Lo necesitan. Además, ten en cuenta que si vas a llevar un regalo para el bebé, a los hermanos mayores les encantará recibir un presente en ese momento tan importante que están viviendo.

Por último, no es mala idea dar a conocer alguno de estos puntos a la familia en el baby shower o enviando una nota unos días antes junto a las últimas noticias del embarazo.

Lo más importante es que te sientas bien durante tus primeros días como mamá. Siempre digo en el “Taller de Maternidad” de Descubriendo la Maternidad: “MAMÁ FELIZ = BEBÉ FELIZ = FAMILIA FELIZ”. Muchas veces, los malentendidos se producen porque no expresamos con claridad lo que deseamos, así que se vale compartir este post entre familiares y amigos.

¿Qué piensas? ¿Se me ha olvidado algún tip?

Con amor,

Mamá Pia

Si quieres conocer recomendaciones para regresar a tu casa después del parto, te sugerimos este post de Eva Barrio-> da clic aquí.

Recordar esto es importante cuando se habla de un hijo único, ya que ésta es también una decisión de la que sólo cada pareja conoce los detalles.

En ocasiones, se trata de una decisión pensada desde el primer momento, por considerarla como la mejor opción para una familia que quiere dedicar todos sus esfuerzos, amor, tiempo, ánimo y hasta patrimonio a sólo un hijo. Y es muy válido.

Pero también puede ser una decisión resultado de los efectos secundarios, por ejemplo, de la separación de los papás o de las dificultades y hasta la imposibilidad de volver a lograr un embarazo, por lo cual cuestionar a una pareja acerca de “¿para cuándo el hermanito?”, muchas veces no sólo resulta incómodo, sino también doloroso.

Es muy común escuchar que a un hijo único “le hace falta un hermano” y cuando se hacen ese tipo de comentarios estamos olvidando que cada ser humano es diferente de los demás y que no porque algo sea bueno para unos, debe serlo para todos. Tengamos en cuenta que a veces los hermanos se encuentran a lo largo de la vida, si somos capaces de crear lazos de amistad fuertes y honestos. 

Aunque los tips que voy a mencionar no son exclusivos para papás de hijos únicos, sí son detalles a los que se puede prestar mayor atención:

• Preparar con anticipación lo que se le va a responder al niño cuando pida tener un hermanito o cuando pregunte por qué no lo tiene. Es muy importante que mamá y papá den la misma respuesta, cada uno con su estilo.

• Evitar que el niño se convierta en el centro de la vida de los papás: sí, es una de las partes más importantes de ella, pero si lo convertimos en el eje de nuestra vida, estaremos descuidando también la relación de pareja y sobre todo, de la relación con uno mismo, además de que cuando crezca, tendrá que irse a vivir su vida.

• Buscar actividades que le permitan jugar y divertirse con niños de su edad. No se trata de actividades después de clase, sino de pasatiempos, en donde pueda compartir con otros niños juguetes, juegos y puntos de vista

• Preparar los documentos de los que a nadie le gusta hablar: testamento, paquete funerario y un buen ahorro para el retiro, además de un ahorro que le permita más adelante realizar estudios universitarios, viajar o iniciar un negocio.

• Crear como papás un álbum de recuerdos, con fotos y anécdotas de su crecimiento, de los logros que va alcanzando y permitirle que participe en esta actividad, conforme vaya creciendo.

• Participar en reuniones familiares, que le ayuden a construir lazos con abuelos, primos y tíos que le permitan saber que es parte de una familia mayor.

Pero sobre todo, aprovechar cada oportunidad para llenarle de besos, caricias, tiempo y todo nuestro amor.

Muchas veces los conceptos y recomendaciones pueden llegar a ser subjetivos, poco claros y difíciles de visualizar en todas las situaciones.

Hay que recordar que en el tema de los bebés: las fórmulas son difíciles de llevar a cabo; cada situación, cada bebé, cada mamá somos diferentes.

Es por eso que en este artículo decidí escribir de forma clara algunas sugerencias que pueden ayudarte a acompañar a tu bebé en su experiencia y también tener mayor claridad para ti.

“Es recomendable, cuando vemos al niño jugar, imaginarnos un ciclo con un inicio, un clímax y un cierre; y permitir, o bien ayudar, a que se cumpla todo el ciclo. El niño tiene una idea y un programa personal; planea, juega, analiza, generaliza sus conocimientos. A los adultos nos corresponde observar, ampliar la experiencia, contener, retroalimentar, graduar la dificultad y proporcionar un ambiente estructurado y cálido. Es mejor facilitar y acompañarlo, que estar todo el tiempo proponiéndole juegos. ” ¹

Te recomendamos:

1. Tener claros los límites en casa. ¿Qué sí está permitido para tu pequeño(a) y qué no?
2. Tener claros tus propios límites. ¿Cuánto tiempo estoy dispuesta a acompañarlo a jugar? ¿Qué tengo que hacer yo para poder estar tranquila con él o ella “x” tiempo? ¿Me es difícil ponerme límites a mí? ¿Puedo dejar a un lado el mundo de afuera cuando estoy con él/ella? ¿Cuánto tiempo podré? ¿Cómo es mi estilo de vida? ¿Cómo es mi estilo de crianza? ¿Cuánto tiempo está bien para mí realmente jugar o pasar tiempo con mi bebé? ¿Cuánto tiempo necesito yo para hacer mis cosas (trabajo, temas personales, sociales, etc)?
3. Tener una rutina lo más establecida posible (horarios de juego, sueño, alimentación), para que así tu pequeño(a) tenga claro qué toca o qué sigue en ese momento.
4. No siempre se pueden tener rutinas iguales y depende mucho del estilo de vida de la familia y el momento, pero por eso existe la comunicación. Es importante platicarle y anticiparle a tu pequeño(a) lo que va a suceder. Por ejemplo: “Ya nos vamos a tener que ir. En cinco minutos tendrás que dejar de jugar”, “ En cinco minutos será hora de tu baño y tendrás que terminar lo que estás haciendo”.
5. Hacer rutinas de despedida: Recoger, cantar algo que asocie con despedirse con lo que está sucediendo o haciendo, contar cuentos de despedidas o simplemente contar cuentos o cantarle canciones con secuencias.
6. Cuando hay tiempo, permitir que pare o deje de hacer lo que estaba haciendo cuando esté listo.
7. No tener agenda, sobre todo en momentos de juego. Es muy importante permitir que tu hijo(a) tenga momentos de libertad y de exploración. Permite que te guíe en el juego, que él guíe lo que quiere hacer, verás que te sorprenderá.

“En un estudio se demostró que las mamás más exitosas en la retro-alimentación fueron las que dejaron al niño equivocarse, lo dejaron probar, los niños experimentaron el resultado del error, y cuando trataban de hacer un reajuste a su estrategia (pausa), volteando a ver a su mamá o interrumpiendo momentáneamente el intento, la mamá intervenía. No antes, ni después.” ²

8. Aprende a observar y conocer a tu bebé, poco a poco te irás familiarizando con él. Es una persona nueva en tu vida. Tienes que observarlo para aprender a identificar señales, y así irás conociendo cuando ya se aburrió, cuando está muy interesado, cuando ya está listo.

Estas recomendaciones te pueden ayudar en todas las etapas de tu hijo(a), pero sobre todo te recomiendo tenerlas presente en la etapa de transición de tu bebé. Esta comprende aproximadamente del año (comienza a caminar) de edad a los dos años y medio o tres, dependiendo de cada niño(a).

Escrito por : Psic. Mariana Campos Gutiérrez.

Bibliografía:

1. Serrano, A. (2004) Ayudando a crecer. Guía para alimentar el desarrollo oportuno de los niños. México: Educadores Contemporáneos.
2. Método High Scope.

¡Atención! Algo  importante que aprendí en este camino es que lo mejor es que nosotros, los padres, observemos a nuestros bebés y hagamos las pruebas para ver qué les resulta mejor a ellos.

Cada niño es distinto y necesitará de cuidados diferentes. ¡Todo es adaptación y aprendizaje!

Aquí les detallo algunos tips que puse en práctica con Sara y Emma:

• Horario para irse a dormir. En mi caso, todos los días a las 6 de la tarde, les doy un baño de agua calentita, luego les doy de cenar y las acuesto a las 7.30 de la tarde. Me esfuerzo mucho (pero MUCHO) por aplicar la rutina a diario, sin excepciones. En vacaciones y fines de semana se ablanda un poco, pero cuando llega el domingo previo a la semana de clase la rutina toma forma de nuevo.
• Siestas durante el día. Aprendí que son muy importantes. Si duermen bien durante el día, también dormirán bien de noche. Comprobé que un bebé que llega a la noche demasiado cansado tiende a despertarse más.
• Dejar pasar unos minutos entre el pecho/la mamila y la cama, tanto en el día como en la noche.
• Envolverlas en un saco de dormir para que se sientan calientitas y seguras.
• Acostarlas en la cuna antes de que se duerman del todo. Lo importante es que sean conscientes de que se duermen en la cuna y se despiertan en el mismo sitio. Si el bebé se duerme en nuestros brazos, es probable que cuando se despierte y se dé cuenta de que está solo, se angustie y llore. Para este punto, hay que tener paciencia. ¡Mucha paciencia!
• En las tomas nocturnas, procuro que todo sea tranquilidad, sin luz ni ruidos.

Espero que estos tips les resulten útiles y que poco a poco puedan adaptarlos a sus rutinas… ¡todo es ensayo y error, mamás!

Cuéntenme, ¿cómo duermen sus bebés? ¿Tienes alguna otra idea o sugerencia para ayudar a los bebés a dormir? ¿Qué es lo que mejor les funciona?

Con amor,
Mamá Pia

La idea básicamente es educar con límites, pero al mismo tiempo con amor. Otra vez: se dice fácil, pero es de las cosas más difíciles con las que me he enfrentado en mis retos de ser mamá.

Hablando de valores, uno como papá o mamá suponemos que siendo “buenas personas” nuestros hijos aprenderán por ósmosis sobre la honestidad, la justicia, el respeto a los demás. Y puede ser que así sea, pero creo que sólo en parte. Hay que ser congruente y consistente en nuestras acciones pero también hay que hablar de los valores que nos interesa que ellos adquieran, explicarles por qué es importante interiorizarlos y promoverlos.

A la hora de ser papás, educar con el ejemplo es importante y puede resultar un gran aprendizaje sobre nosotros mismos y sobre como nos relacionamos realmente con el mundo. Si constantemente crees que tienes que limitar el uso de malas palabras enfrente de tus hijos, piensa que llevas años hablando así, con poco respeto. Es sólo un ejemplo, pero me parece revelador.

Por otro lado, disciplinar a los hijos también supone el reto de hacerlo sin violencia. Creo que nosotros todavía somos hijos de una generación donde “una nalgada a tiempo” salvaba de muchos problemas. A casi todos nos tocó y podríamos pensar que a pesar de todo “salimos bien”. Pero cuidado, la manera en la que ponemos límites y aplicamos medidas de disciplina sí les transmitirá una primera idea de cómo resolver el conflicto o los desacuerdos: con violencia o sin ella. Y créanme, todos los fines de semana hay momentos en los que, literal, me dan ganas de darle dos gritos, una nalgada y encerrarlo en su cuarto a que piense por qué hace tantos berrinches… ¡hasta parece que tuviera dos años! Y sí. Los tiene.

Yo no voy a negar las muchas, muchas veces que he perdido la paciencia. Nunca le he pegado, pero confieso con dolor en mi corazón que hay situaciones que me rebasan, que no soy la mamá perfecta que siempre quiero ser, que mi paciencia tiene un límite muy claro. Eso me hace humana y me hace poder ver esos errores o momentos de desesperación para que la siguiente vez, pueda al menos, intentar reaccionar con más paciencia.

Hablarle firme pero desde el amor, no desde la desesperación y el coraje de que las cosas no son como yo quiero en ese momento.

Así que al final, la circular de valores y educación con amor no cayó en saco roto. No está de más recordar todos los días que en nuestras manos tenemos la difícil tarea de criar un ser humano que pueda desarrollar todas sus capacidades y ser feliz. Y, últimadamente esto, al vivir en sociedad, tiene que ver precisamente con valores y límites que hagan de nuestros hijos mejores personas. No lo demos por hecho.