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¿Tienes problemas de sobre atención?

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A cada rato escuchamos frases tales como: “No te ensucies”, “¡qué barbaridad, le encanta jugar con tierra!”, “tiene reflujo, no sé qué hacer, ninguna medicina funciona”, “pobre, no se le entiende lo que dice”, “es muy llorón, ¡qué horror!”, “le toca su lunch a las doce en punto, y ya se me hizo tarde”, “se le cayó la comida”, “es muy curioso, todo lo explora, ha de ser genio”, “¡no le gustan las sopas!”, “te compré un regalo muy especial porque ya gateas”; “¡Ayyyy escupió”!, “qué agobio, no quiere desfilar mi hijo en la boda de mi prima”. Niño sobreatendido es igual a padres agotados. Niño sobreatendido es igual a menos tolerancia a la frustración tanto de los papás como del niño; y menos tolerancia a la frustración lleva a berrinches, insatisfacción, descontentos, tensiones, conflictos. En otras palabras, ¡déjalo en paz!

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¿Qué debes hacer?

No hay regalo más grande para un niño y para sus padres que la tranquilidad y la libertad. Por alguna razón que desconozco los médicos de hoy en día recetan de todo para todo. Por alguna otra que tampoco conozco muchos padres creen que deben comprarle cada juego que anuncien, ir al mayor número de clases posibles (ej. de estimulación temprana, de natación, de inglés), programarle cada minuto del día, semana y mes, controlar con quién habla, a quién ve, ver cada programa de TV, ir a cada obra de teatro, película y función de patinaje, darle medicina para el reflujo, asegurar que todo se lo coma, darle premio por gatear, hablar, nadar e ir al baño, asegurarse que tengan un horario exacto, enseñarle a quedar bien con la abuela, la vecina, el tío y el cuñado. ¡Déjalo en paz!

¡Así de fácil!

  • Si se ensucia, límpialo.
  • Si tiene reflujo, límpialo (no necesita medicina, al menos que sea muy fuerte).
  • Si escupe, límpialo.
  • Si no se le entiende lo que dice deja de traducirle cada palabra. ¿Para qué aprende a hablar si tú traduces y le entiendes cada ruidito que emite?
  • Si es muy llorón, revisa que no le duela nada, que no esté mojado, que haya comido y déjalo en paz. Recuerda que llorar es su única manera de expresar sus emociones.
  • Si se te hizo tarde para su lunch o para algún alimento, no pasa nada.
  • Si le encanta jugar con tierra, déjalo que juegue.
  • Si se cayó la comida, límpialo para que así vaya aprendiendo a recoger.
  • Si no le gustan algunas cosas de comer, no lo fuerces. Mejor, poco a poco vele presentando platillos diversos.
  • Si le gusta explorar, déjalo explorar, es normal, no genial.
  • No le compres cosas ni le des regalos por llegar a etapas naturales en su desarrollo.
  • Si no quiere desfilar, anímalo un par de veces y si no, también se puede casar tu prima sin que tu hijo desfile.

Es decir, ¡déjalo (y déjate) en paz!

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¿Sabías que? Un padre que deja que su hijo acapare toda su atención, además del daño que le ocasiona por sobre atención, se siente culpable cuando no actúa así, dañándose también a sí mismo.

Fuente: Yo papá, yo mamá (la forma responsable de educar y disfrutar con tus hijos e hijas) (2014). Disponible en: http://tools-ideame.com.mx/libros-digitales/

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