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La frustración como herramienta educativa

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Educar a un hijo se ha vuelto una tarea compleja. Poco a poco, hemos descubierto la riqueza de nuestros hijos que tiene que ver con descubrir su personalidad y temperamento únicos, conocer sus tendencias y gustos, escuchar sus opiniones sin nulificarlas por su edad, etc.

¡Esto es todo un reto! Intentamos pasar de las reglas en donde el “porque soy tu madre” era la base de cualquier orden, a desear criar hijos felices y prósperos. Y sí, para cada padre, esto tiene su propio significado.

El cambio de paradigma nos ha llevado a confundir la frustración con trauma, y la libertad con límites nulos.

¿La frustración es buena?

Hoy quiero decirte, a ti, mamá y papá, que la frustración  de tu hijo no es mala. Ésta no es un sinónimo de opresión. Es esperar el momento adecuado para que un satisfactor (y sobre todo material) se aprenda a valorar. ¿Cuántas veces no hemos comprado juguetes por complacer en ese momento a nuestros hijos? Y siendo honestos ¿cuántos de ellos son realmente significativos?

Los límites dan seguridad y sí, efectivamente, esto deja una huella permanente en tu hijo,. Pero no lo será como un trauma, sino como la creación de esquemas cerebrales que le permitirán entender su entorno y moverse de forma fluida sin trasgredir al otro.

He visto padres que aún no tienen la conciencia para apreciar el esfuerzo que hacen física, mental y económicamente para hacer la fiesta de cumpleaños de su hijo.  Sin embargo, buscan cualquier forma para poder comprar el mejor salón, la mejor comida, el mejor tema de fiesta, la mejor música, los mejores comediantes. Y, siento decirte que tu hijo no se entera de esto.

Les enseñamos a los niños que, con conciencia o no, se lo merecen todo y olvidamos preguntarles lo que realmente esperan de su fiesta. Estoy segura que si escuchas a tu hijo, antes que tener el disfraz de Spiderman, esperará un paseo en donde puedan compartir tiempo juntos. ¡Qué delgada es la línea entre el darles lo que necesitan y dar lo que creemos que necesitan!

¡Qué maravilla poder mostrar a nuestros hijos que las cosas tienen significado!, que cada bien material conlleva su esfuerzo, y sí, el transmitirles que se les da con todo el amor y la voluntad de que éste los haga experimentar la felicidad, sin que sea desechable.

Recuerda que los niños aprenden a querer y a amar por medio de los modelajes que les damos. Si los enseñamos a desechar, ¿te imaginas qué harán con sus relaciones interpersonales? La adultez está a la vuelta de la esquina. Lo material es momentáneo, pero la significación cognitiva, es permanente.

Te recomendamos leer: Todo lo que NO debes hacer para malcriar a tu hijo.

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Daniela Parra

Psicoterapeuta Humanista Gestalt

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El comportamiento del niño siempre es una evidencia de fuerza y supervivencia. Un niño hará todo lo que pueda por sobrevivir en este mundo y completar la tarea de crecer.

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