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He decidido no pelear con mi hijo

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La transición de ser mamá de tiempo completo a ser mamá de fin de semana, ha sido muy dura para mi relación con mi hijo. Pasamos de estar juntos todo el tiempo por un año y medio exactamente, a vernos sólo una hora por las mañanas, y los fines de semana. Aunque trato de sacar “lo mejor” de ese tiempo, me he topado con mis propias frustraciones porque las cosas no suceden como yo quiero. Mi hijo está en una etapa de mucho berrinche y de que, además, a veces me cobra la ausencia portándose fatal cuando sí estoy.

Esta situación se hizo bastante crítica hace un par de meses. Tanto que ya me daba miedo que llegara el fin de semana porque sólo me la pasaba enojada y con ganas de gritar e irme de mi casa. Honestamente, fue una etapa muy triste y difícil para ambos porque sé que él también quería estar conmigo y divertirse pero no lo lográbamos: Él solo peleaba conmigo por la comida, por ponerse calcetines, por salir al parque, subirse al coche y por todo. TODO era un problema y yo cada día me frustraba y me enojaba más por no poder hacer nada con él. Mi esposo me recomendaba no perder la paciencia, no tomarlo tan en serio, intentar ser más cariñosa y empática. Yo simplemente no podía, a pesar de haber leído mucho sobre esta etapa, no lo estaba logrando.

De pronto, hubo un día en que algo pasó y logré no perder la paciencia, ni gritar: calmadamente le dije “cuando estés listo para ponerte los calcetines, me avisas” y me salí de su cuarto. Él se quedó llorando unos minutos y luego salió muy dispuesto. Otro día, lo mismo: “cuando ya quieras que te cambie el pañal sucio, me avisas” y minutos después vino muy tranquilo a que le cambiara el pañal.

Entonces descubrí que si le doy un poco más de tiempo del que estaba dispuesta a darle para completar una tarea o hacer algo, él sí llega al punto cooperativo y feliz que yo buscaba tan desesperadamente.

Aún me cuesta muchísimo trabajo no perder los estribos, sin duda esto de la paciencia y los límites con amor, me han costado muchísimo trabajo en los últimos meses. Para mi sorpresa no soy la mamá “perfecta” que en otro momento creí ser. ¡Sin duda también hay personas, como mi esposo, que son muuuucho más tolerantes y pacientes!

Mi aprendizaje de estos meses del terror es que vale la pena “encontrarles el modo” como decimos en México e intentar ver qué funciona para obtener un buen resultado y no acabar enojados, ni frustrados. Además de los dos ejemplos, estos son algunos tips:

  1. Avisar con tiempo de las transiciones. En mí caso, ¡muuuuuuuuuuucho tiempo! más de media hora con dos o tres recordatorios tipo: “ya nos vamos a ir a casa de tus tíos”, “acuérdate que pronto vamos a subirnos al coche para ir a casa de tus tíos”, “ya estamos todos listos para ir a casa de tus tíos”.
  2. No tomar sus berrinches personales y darles un poco de espacio. Sin caer en que se sientan abandonados y regañados, sí poner límites en cuanto a que se va a hacer lo que mamá o papá digan, pero con cierta tolerancia a que ellos asimilen y cooperen (como lo de los calcetines).
  3. ¡Hacerlo divertido! Soy una maniática de lavarse los dientes y esto también era motivo de peleas y gritos, pero ahora intento lavar mis dientes al mismo tiempo y así él me ve y aprende, hacemos bromas y nos reímos… curiosamente, al final ya me deja a mí darle una “última pasada” que es la lavada de dientes real y efectiva. Seguro así se logran más cosas en el tema de los dientes, meterse a bañar, vestirse y otros.
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Artemisa Padilla

Mamá

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Criar un hijo implica ser congruente con nuestros principios para acompañarlo, con todo nuestro amor, en la construcción de su propio ser.

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