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¡A mi hija no le gusta el asiento del carro!

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Las únicas veces que he visto llorar a mi hija sin control alguno han sido en el carro. Cabe mencionar que mi hija casi no llora.

Venir manejando con tu hija llorando sin parar, puede llegar a convertirse en la cosa más estresante y desesperante del mundo. Eventualmente, utilizas tus poderes de mamá, para no escuchar los gritos y seguir escuchando la radio. Pero, así sean 5 minutos de viaje, o media hora… por más que tratas de desconectarte de ese llanto agudo en el que sientes que hasta les falta el aire del coraje, o que se van a vomitar de tanta lágrima, la piensas dos veces antes de querer salir de tu casa otra vez.

Hasta la fecha, Loreta NO es la niña que se sube al carro y se duerme a los cinco segundo de arrancar.

Loreta es el típico caso en que las mamá no paramos de buscar semáforos en verde, hacer medios altos, poner changuitos para que no haya tráfico, pedir para que el camino sea suave, sin topes y lo más corto posible.

¿Y qué se hace en estos casos? Todavía no sé, pero esto es lo que he aprendido de mi experiencia:

  • Con el paso del tiempo, se resignan. Mi hija tardó un año en darse por vencida y hay días que insiste en hacerme llegar el mensaje: “no me gusta el asiento del carro”.
  • Si tu hijo está acostumbrado a dormir boca abajo, vas a batallar un poco más. Mi hija se asustaba mucho dormida boca arriba, y brincaba mil veces en el portabebé, por lo tanto, se despertaba cada cinco minutos y empezaba el drama.
  • Asegúrate que cuando tu hijo se suba al asiento, ya esté comido, con el pañal limpio y de preferencia con sueño; si va a llorar mucho tiempo, eventualmente se tendrá que dormir (aunque no le guste).
  • Si tienes invitados en el carro, avísales de la situación dramática que se vive en tu auto. Generalmente ellos se preocupan mucho más por los llantos del bebé, porque no están acostumbrados.
  • Cuando lo cambies del portabebé al asiento de niños, asegúrate que esté reclinado y en una posición cómoda. Mi punto de referencia: que se les facilite tomarse la botella de leche.
  • Las galletas de arroz, fruta picada en un vasito, o el snack de tu preferencia, te compran tiempo. Yo prefiero tener un cochinero en el carro, que eventualmente limpiaré, a seguir oyendo los gritos de mi hija.
  • Chupón, botella, cobija de seguridad y juguetes, se convertirán en tus mejores aliados. Recuerda siempre traer una buena dotación, en momentos de desesperación hay que estar preparados.
  • Intenta música relax, música de bebés, película, canciones, todo lo que puedas que lo distraiga. En momentos de crisis hay que probar de todo.
  • Si tu otro hijo está dormido en el carro, ni te preocupes, no se va a levantar con los llantos. Algo pasa con los hermanos, que parece que ni se enteran de la situación.
  • En ocasiones es inevitable el llanto, sólo mentalízate que así será el resto de tu trayecto y respira. En el carro no hay mucho que puedas hacer.

Acuérdense que todo pasa más rápido de lo que imaginan, la tortura de los llantos y los gritos en el carro algún día se irán.

¡¡Suerte!! Y recuerden: ¡Un día a la vez!

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