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10 cosas que cambian cuando eres mamá

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Antes que nada, les pido una atenta disculpa a todas aquellas que ya son expertas en el arte de ser mamás y están leyendo este artículo por la mentirota del título; como ustedes bien sabrán, TODO cambia cuando uno se convierte en madre. Pero para hacerlo más sencillo y no asustar a las nuevas mamás, en esta ocasión les comparto los que para mí fueron los 10 mayores cambios.

  1. Tus prioridades. Primero tu bebé, después tu bebé, seguido de tu bebé y al final tu bebé. Así se siente y hay que tener cuidado. Es cierto que esta nueva personita es la que más te necesita, pero recuerda que tu familia, tu trabajo, tu casa y tu pareja siguen ahí.
  2. Tus tiempos. Sientes que las horas del día se acaban en un abrir y cerrar de ojos. Ya es de noche y estás en pijama, ¡porque no tuviste tiempo de quitártela en todo el día!
  3. Tu cuerpo. Talla 38DDD… ¿Necesito decir algo más? ¿Quieres conocer que otros cambios va a experimentar tu cuerpo? Da clic aquí.
  4. Tus salidas. ¿Café con amigas? “Ok, pero necesitamos un lugar que tenga sillas para niños y si tiene jueguitos, mejor”. ¿Cena de aniversario? “¿Pongo la mesa o cenamos viendo una película?”
  5. Tus hábitos. Tendrás un eterno acompañante en el baño, nunca volverás a dormir como antes y un regaderazo de más de dos minutos te recordará a ese fabuloso spa en el que dejaste todo tu sueldo.
  6. Tus hobbies. Cambias tus novelas históricas y libros biográficos por cuentos de Dr. Seuss; tu iPod está lleno de canciones infantiles, y tu actividad favorita, garantizado por lo menos en los primeros meses, ¡será dormir!
  7. Tus habilidades. Te sorprenderás a ti misma cuando te veas cambiando un pañal mientras cantas imitando voces, levantando un muñeco frente a tu bebé para que no se mueva, hablando por teléfono y pensando qué vas a cocinar para la cena.
  8. Tu manera de disfrutar las cosas. Te asombrarás cuando experimentes la misma emoción que sentiste el día que te titulaste y cuando veas que tu bebé sabe imitar el sonido de un chango.
  9. Tu guardarropa. ¡Dile hola a la ropa de algodón y adiós a tus preciosas camisas blancas! De ahora en adelante tus mejores amigas serán las prendas que sean fáciles de lavar y que aguanten todo. ¿Tacones y bolsas?: Invita a tus amigas a tu museo privado de aquello que usabas antes de ser mamá.
  10. Tu sensibilidad. Si creías que llorabas por todo cuando estabas embarazada, bienvenida a la maternidad. Cada vez que alguien cuente una historia medianamente triste o de superación, o algo que en algún rinconcillo invite a la lágrima… tú llorarás. Y si hay un niño de por medio, acabarás hecha toda una Magdalena.

Sí, son muchos y me faltaron varios, pero todos estos cambios merecen la pena por el simple y único hecho de escuchar una tierna voz que te dice MAMÁ.

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