Actualmente, una buena parte de las mujeres tenemos acceso a muy diversas fuentes de información sobre el embarazo, el parto, la lactancia, los cuidados del recién nacido, etc. Sin embargo, mucha de esa información no es clara, otro tanto no es confiable, el resto es demasiado cientificista y toda se contradice una con otra.
De cualquier modo, una vez llegado el momento del parto, la única información en la que vamos a confiar será en la de nuestro médico, pues consideramos que él o ella hará lo mejor para nosotros y nuestro bebé. Por eso es fundamental escoger bien al médico que nos va a atender y platicar con él o ella al respecto de nuestras dudas, preocupaciones y expectativas. Pero sobre todo tener claro que coinciden en cuanto a las cosas que para ti son importantes.
Y sí, debemos informarnos lo mejor que podamos, pero tampoco tenemos que hacer un doctorado para poder parir. Lo más importante es escucharnos a nosotras mismas y conocernos para poder saber qué es lo que queremos; pues al final de cuentas las que vamos a tener al bebé somos nosotras y nuestro cuerpo es el que va a parir.
En este sentido, la maternidad es un excelente momento para empoderarnos de nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. Sin embargo, por lo general pasa justamente lo contrario: abandonamos nuestro cuerpo, nuestro embarazo y nuestro parto a oídos y manos de todos los que están a nuestro alrededor. Y en un país como el nuestro, en el que por un lado culturalmente los médicos tienen un gran poder y por el otro el porcentaje de cesáreas innecesarias es cada vez más alto, la probabilidad de que la decisión sobre el parto no pase por la madre es muy alta.
No me mal entiendan, no digo que hay que pelearnos con el médico en plena labor de parto si nos hace un procedimiento que no es el que nosotras queríamos o que debemos aferrarnos al parto natural aún cuando existan complicaciones que puedan poner en riesgo nuestra salud o la de nuestro bebé. Por supuesto que no. Lo que necesitamos es estar en sintonía con nuestro médico y con las decisiones que nosotras tomamos durante todo el proceso de embarazo. Necesitamos tener la información necesaria, el poder en nuestras manos y la confianza puesta en quien nos está atendiendo.
Que quede claro que tampoco estoy diciendo que todas deberíamos tener partos naturales…lo que todas debemos tener es la información correcta y el poder sobre nuestros cuerpos para decidir, en la medida de lo posible, claro está, cómo va a nacer nuestro bebé.
Y es que hay una enorme y fundamental diferencia entre un ginecólogo que te dice lo que él o ella necesita en el parto para asegurar tu salud. Y un médico que te dice que la batuta del parto la llevas tú y él o ella estará ahí para ayudarte a que todo salga bien y cuidar de tu salud y la de tu bebé, siguiendo tu ritmo y tus necesidades.
Este discurso no tiene si quiera que ver con si vas a tener una cesárea o un parto, tiene que ver con que al final del día tú eres la dueña de tu propio cuerpo. Así que la decisión entre parto o cesárea en principio es tuya y recaerá en otra decisión importante que también deberás tomar tú, con quién y en dónde va a nacer tu bebé.
Y con todo esto me refiero a las decisiones que tomas antes de que inicie el parto, y no mientras estás pariendo, ya que en ese momento muchas cosas pueden cambiar con respecto a tus expectativas. Sin embargo, si estás segura de las decisiones que tomaste, confiarás en que a la hora de parir las expectativas pueden o no cumplirse, pero tanto tú como tu médico hicieron todo lo posible para acercarse a ellas. Al final lo más importante es que tu bebé nazca sano y tú estés bien.
