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Mitos y realidades de la toxoplasmosis

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Cuando llega la noticia del embarazo en la vida de una pareja que convive con un gato, a menudo, comienzan a surgir dudas y miedos en torno a la toxoplasmosis, una enfermedad que ocurre en los felinos y que es provocada por un parásito que puede producir malformaciones en el feto.

¿Hasta qué punto nuestra mascota puede ser responsable de que una mujer en estado contraiga la toxoplasmosis? De la mano de diversos especialistas en el tema te explicamos cuál es la realidad y por qué un gato sano no puede transmitir esta enfermedad. Además, te ofrecemos una serie de pautas preventivas para la futura madre que convive con un lindo gatito.

 Un gato sano no representa riesgo

Diversos estudios han demostrado que las probabilidades de que un felino doméstico y controlado, desde el punto de vista sanitario, contagie la toxoplasmosis a una persona son reducidas y, en algunos casos, nulas.

De hecho, hay mujeres que tienen anticuerpos frente a la toxoplasmosis, porque han sido infectadas antes de su gestación. “En estos casos no se produce el contagio de la madre al feto, ya que su inmunidad la protege frente a nuevas infecciones”, aseguran desde el Grupo de Especialidad de Medicina Felina de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA), basados en un estudio sobre toxoplasmosis, gatos y embarazos.

Este grupo de expertos insiste: un felino que no está infectado por el parásito que provoca la enfermedad no transmitirá la toxoplasmosis a una mujer en estado ni a cualquier otra persona.

¿Qué es la toxoplasmosis?

La toxoplasmosis es una enfermedad producida por un parásito (T. gondii) que se puede contraer por varias vías: la ingestión de fruta y verdura lavada de manera inadecuada, a través de la carne cruda y de embutidos sin cocer y a través de las heces de los gatos infectados. Los síntomas de la toxoplasmosis son similares a la gripe, como fiebre o malestar general.

En todo caso, en opinión del veterinario Gabriel Rodríguez, el mayor riesgo para el feto “existe durante el primer trimestre de gestación, pero si se siguen unas pautas para evitar el contagio, este se reduce de forma drástica”.

Recomendaciones para mujeres embarazadas con gato

Una vez que el test de embarazo da positivo, es recomendable que una mujer que comparte su vida con un felino dé los siguientes pasos:

  • Acuda al ginecólogo para llevar a cabo un análisis de sangre que determine si está inmunizada contra la toxoplasmosis o, por el contrario, si carece de anticuerpos frente a la enfermedad y es susceptible de contraerla.
  • Solicite al veterinario una prueba que determine si el gato está infectado por el parásito que produce la toxoplasmosis. Los felinos que siempre se alimentan con pienso y están controlados desde el punto de vista sanitario no suelen estar infectados y, por lo tanto, no pueden contagiar la enfermedad a la mujer gestante.
  • En caso de que la futura madre esté inmunizada frente al virus de la toxoplasmosis, no existe ninguna probabilidad de que el feto se infecte, y si el gato no está afectado por el parásito, tampoco hay riesgo sanitario.
  • Las pautas alimentarias del felino y su estilo de vida deben asegurar que el animal no adquiera el parásito que provoca la toxoplasmosis durante la gestación. “Se trata de cuestiones tan sencillas, como que el gato no ingiera carne cruda, sino un alimento comercial y, para garantizarlo, conviene que el animal no acceda al exterior, como a un jardín, donde pueda cazar ratones o pájaros”, explica la veterinaria Ana Cameno.
  • En caso de que el felino esté infectado y la mujer embarazada no esté inmunizada contra la enfermedad, hay que adoptar determinadas pautas preventivas para evitar el contagio, aunque no tenga un gato en casa. Hay que tener presente que, en la mayoría de las ocasiones, la infección se produce por la ingestión de frutas y verduras mal lavadas, así como de carne sin cocer o poco cocinada. En cuanto a las medidas preventivas con respecto a la mascota, hay que evitar el contacto con sus heces, como con el uso de guantes para limpiar la bandeja higiénica.

Lo que sí dan los gatitos es cariño

No obstante, afirman desde el Grupo de Medicina Felina, “existen numerosas evidencias científicas que demuestran que el contagio de T. gondii a los seres humanos por contacto con las heces de un felino infectado es poco probable, y que la gran mayoría de las personas que se infectan lo hacen a través de la ingestión de carne poco cocinada o el consumo de vegetales u hortalizas contaminados”.

Lo ideal es que el veterinario esté informado del embarazo y permanezca en contacto con los gatos durante el proceso de gestación. Por lo tanto, no resulta necesario interrumpir la convivencia con el felino, recuerdan los expertos.

Un último dato: más que problemas, los felinos aportan numerosos beneficios psicológicos y bienestar emocional a quienes disfrutan de su compañía. En todo caso, la separación de una embarazada de su gato puede provocar a la mujer un trauma que altere su bienestar psicológico y emocional. Y esto no es bueno para nadie.

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  • Los mitos del embarazo más famosos – Parte 1
  • Los mitos del embarazo más famosos – Parte 2
  • Los mitos del embarazo más famosos – Parte 3

Por: Laura Martínez Alarcón

Fuente: www.actitudfem.com

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