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Mieditis y ansietitis

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“A mí también me choca ensuciarme”, “los ratones… ¡qué horror!”, “no te acerques que te caes”, “los gordos son asquerosos”, “se te va a atorar ese cacahuate, te lo parto”… ¿Qué estás haciendo con frases como éstas? No te hagas pato… ya sabes: tratando de transmitirle TUS miedos a tu hijo. Es probable que nada más con leer esto ya estés sintiendo angustia y que tal vez desde niña ésta era una forma de control que usaba tu mamá, abuela, abuelo o alguien por ahí. Es posible que incluso lo veas como normal. Si eso es lo que aprendiste, dirás: “¿Por qué cambiarlo?” Voy a suponer (no dejes que me equivoque, por favor) que SÍ quieres cambiarlo en la siguiente generación. Veamos.

La ansiedad en los niños tiene su origen en los miedos que les infunden, incluyendo el miedo de ser evaluado, juzgado o presionado… el miedo que causa vivir con una “mamá auditora”. La mamá auditora todo checa, todo controla, todo comenta; involucra sus angustias y temores. Ella es “perfecta”, y exagera sus felicitaciones y expectativas de éxito en torno a su hijo: “Eres el mejor jugador de pelota”, “eres la más bonita”, “eres la más inteligente”. ¡Uff! ¡Qué presión! ¡Qué miedo!

Para resolver la mieditis y ansietitis hay que entender que la forma en que pensamos y actuamos, afecta cómo nos sentimos. Si cambiamos lo que pensamos, mejora cómo nos sentimos. Al modificar conductas negativas que refuerzan emociones que nos dañan, cambiamos esos sentimientos.

Podemos ayudar a los niños a reducir el miedo y la ansiedad al identificar ese patrón de sentimientos como “una lata”. Le podemos dar un nombre: “el latoso”, “la bruja”, “el chistosito”, y luego enseñar al niño que puede platicarle y pedirle que se vaya; así, le ayudamos a reconocer que existe determinado temor y a enfrentarlo. Esto es muy diferente a ignorarlo o hacer como si no fuera importante. Exponerse a sus miedos permite al chico afrontarlos.

¿Qué puedes hacer?

  • Identifica las creencias en que se fundamentan los miedos del niño: “no toco las puertas porque me ensucio”, “los perros muerden”, “disfrazarme va a hacer que me convierta en esa persona”, “si nado, me ahogo”.
  • Busca oportunidades para que tu hijo esté en contacto con lo que teme, y así descubra que no hay motivo para ese miedo. Esto es contrario a sobreproteger al niño apoyándolo para que se mantenga alejado de aquello que le causa ansiedad o que le da miedo. Al protegerlo estamos reforzando su temor y por la tanto llevándolo a que éste crezca. Si tú, tu abuelita y tu mamá les temen a las arañas, no trates de contagiar a tu hijo; por el contrario, pídele a alguien que lo lleve al zoológico para que las conozca. En el caso del temor a disfrazarse, disfrázate con él, ríete con él y juntos descubran que no se convirtieron en el tigre o en la caricatura representada por la ropa que usaron.

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¿Sabías que…? Muchos errores (como el ocultar realidades o la sobreprotección) se cometen en nombre del amor.

Fuente: Lebowitz E.R. y Omer, H., Treating Childhood and Adolescent Anxiety: A Guide for Caregivers, John Wiley, 2013.

Si no sabes cómo hacerle, te invito a tomar talleres sobre el tema en el siguiente link: http://toolsescuelas.com.mx/mamas-y-papas/ o bien a leer un poco más: http://toolsescuelas.com.mx/mamas-y-papas-2/

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